domingo, 10 de febrero de 2008

LUDOMANÍA: DEL JUEGO A LA DEPRESIÓN

ALGO SERIO QUE SE DEBE DE ERRADICAR DE NUESTRA CIUDAD

Por: Carlo Magno Torres Lora

Todos son casi parecidos: celdas abiertas llenas de luces con máquinas ensordecedoras, apoyadas sobre una elegante alfombra por donde circulan hermosas piernas de chicas atentas a cualquier llamado. A los clientes se les ofrece panecillos con pollo en una atmósfera comprimida por el aire acondicionado, combinada con el olor penetrante del tabaco y alcohol, demonios que rodean toda la parafernalia de un salón de juegos llamado casino y pocas veces la celda de los ludópata.

CHICLAYO EN LA MODERNIDAD

Nuestra ciudad, ha dado muestras de transformación, sea ésta comercial, urbana, ornamental, expansiva, etc., dentro de este desarrollo podemos notar la gran cantidad de casas de juego o llamadas también tragamonedas, un nombre sutilmente combinante con la realidad de algunas personas en lo que respecta al gasto excesivo de dinero y porque no decirlo, de monedas que constantemente se tragan éstas famosas máquinas llamando la atención de empedernidos jugadores y curiosos, tentándolos más de una vez a jugar. Casi todo el centro de Chiclayo, está colmado de tragamonedas, desde las curvas y enredadizas calles Elías Aguirre, La Point y Juan Cuglievan hasta las anchas y espaciosas avenidas Balta y Luis Gonzáles, un poco distante a ellas el de la avenida Salaverry; puntos estratégicos para captar clientes por la circulación masiva del tránsito automotor y peatonal, exclusivamente clientes de medios y bajos ingresos y recursos económicos. Pero, hasta que punto puede ser nocivo o no el juego y qué Leyes se han dado para evitar la apertura de más casinos.

LA LEY DEL TRAGAMONEDAS

Mediante el Decreto Nº 25830 publicado el 11de noviembre de 1992, en el Diario Oficial “El Peruano” se llego a legalizar la instalación de Casinos de juego en el Perú, estableciéndose mediante su artículo 11º , la incorporación al Código Penal del Delito de conducción ilegal de casinos de juego.

Posteriormente a la vigencia del Decreto Ley Nº 25836, se legaliza en el Perú la actividad de las máquinas tragamonedas y conjuntamente con la actividad de los casinos de juego logra un gran desarrollo en estos años; sin embargo, un gran sector de empresas dedicadas a esta industria se han conducido en el terreno de la informalidad, ajenas a la supervisión y control del estado, generando de esta manera invasión tributaria, competencia desleal con el sector formal, desprotección de los derechos de los consumidores de estas salas.

Es preciso hacer notar que la legislación peruana distingue entre lo que es un juego de casino y una maquina tragamonedas. Un juego de casinos es un juego de mesa de azar, por ejemplo las mesas de ruleta, black jack con cartas comunes y corrientes; y una maquina tragamonedas es un aparato electrónico que admite apuestas del público con resultados inmediatos.

El Congresista Xavier Barrón Cebreros, propuso en el 2001 parte de estas Leyes y sus conclusiones fueron las siguientes:

CONSIDERANDO :

Que es necesario establecer normas expresas que sancionen a quienes exploten ilegalmente Casinos de Juegos y máquinas tragamonedas.

Que es necesario sancionar penalmente a quienes se aprovechan de humildes ciudadanos amparados en la impunidad.

Que mediante la Ley N° 27153 se reguló la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas en el país, siendo reglamentada mediante el Decreto Supremo N° 001-2000-ITINCI.

Que reviste de interés nacional que el Estado ordene las actividades vinculadas a la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas, por lo que resulta necesario dictar medidas complementarias a las señaladas para la importación de estas.

CONOCIENDO EL JUEGO

El juego patológico, también llamado ludopatía, juego compulsivo, ludomanía, etc., es un trastorno que consiste en perder el control de nuestros impulsos ante el juego o, de forma más sencilla, es un trastorno por el que nos volvemos adictos al juego.Dentro de los tipos de juegos podemos distinguir entre aquellos que requieren una determinada habilidad, por ejemplo, jugar al fútbol, al básquet, etc. y aquellos que denominamos juegos de azar, en los que el resultado no depende de las habilidades del sujeto, como jugar a la ruleta o al bingo.
Los juegos de azar que pueden acarrear problemas son los que llevan asociados una apuesta económica, como por ejemplo, los juegos en casinos, el bingo, las apuestas, jugar a las cartas, en las máquinas tragamonedas, etc.

DEL JUEGO A LA ENFERMEDAD

No podemos decir a ciencia cierta si una persona posee determinadas características que lo convertirán en un ludópata. Pero sí existen algunas situaciones que hacen que una persona tenga mayores posibilidades de presentar este trastorno. Según esto, si se es joven (entre 18 y 30 años), hombre, con un nivel educativo bajo o medio y pocos ingresos económicos se tienen mayores posibilidades de caer en la ludopatía; aunque son los hombres de mediana edad, casados, con un nivel educativo medio-alto y bajos ingresos, los que más acuden a recibir tratamiento.

Marco, tiene una niña de cuatro años y aunque no está casado, convivía con Giovanna, él estudia en una universidad local, es deportista casi profesional; pero, a pesar de todo esto, el juego del póker en las máquinas tragamonedas de un casino hotelero casi lo dejan en el fondo del hoyo. “¿Sabes?, ojalá nunca hubiera existido un casino de esos acá en Chiclayo, ojalá nunca se me hubiera ocurrido entrar a jugar allí y le hubiera dado más tiempo a mi familia que ya no tengo, solo quiero reconquistar ese tiempo perdido y decirle a mi mujer que me perdone, pero no se puede”. Así como Marco, hay muchos casos con historias y problemas distintos, aunque siempre se les vea a estos jugadores felices de disfrutar del juego, hay siempre un dolor, un peso, un vacío muy grande que difícilmente los regrese al mundo normal.

No se ha detectado que el número de casos sea mayor entre amas de casa, jubilados o desocupados; si bien estos casos son más conocidos a través de los medios de comunicación, dado que las repercusiones del juego son más graves para ellos y sus familias, porque disponen de menos recursos e ingresos.

EMPIEZA LA PARTIDA

La aparición del juego patológico parece estar relacionada con la búsqueda de sensaciones, un alto nivel de ansiedad y un estado de ánimo deprimido. Entre las mujeres también destaca el hecho de sentirse solas.

Investigaciones recientes parece que apuntan a que según el tipo de juego, los factores que llevarían a una persona a convertirse en un jugador patológico serían diferentes.

“Mi mamá era una persona de los más alegre, cuando falleció mi papá se comenzó a sentir un poco triste, siempre andaba pensativa, no quería salir para nada, cuando sus amigas o mis tías la llamaban por teléfono para ir a alguna reunión siempre les decía que tenía que hacer, algo que no era cierto. Pero un día, cuando salíamos del banco de cobrar su pensión por viudez, se me ocurrió llevarla a un casino para que se divierta y despeje de todo lo malo que podría pasar encerrada en mi casa y no sabes como me arrepiento ahora”, Elizabeth no quiso entrar en más detalles, pero esta confesión es un ejemplo de cómo una ama de casa se puede convertir en un jugador patológico como se explica anteriormente.

CONOCIENDO AL JUGADOR

Es difícil saber el momento exacto en el que una persona deja de ser un jugador que corre el riesgo de convertirse en ludópata, para pasar a ser un ludópata propiamente dicho. Esto se debe a que la transición es progresiva.

En ocasiones, el jugador patológico también presenta otras adicciones, ansiedad y/o depresión. En algunos casos tanto la ansiedad como la depresión pueden ser la causa que lleva a la persona a convertirse en un jugador patológico. En otros, la depresión y/o la ansiedad aparecen después de que la persona se haya convertido en jugador patológico, debido a los problemas que acarrea el juego.

DE JUEGOS Y VICIOS

Para la persona que juega, este comportamiento tiene muchas consecuencias agradables que contribuyen a que lo mantenga. Por un lado la persona cree que va a ganar mucho dinero, y que con este dinero le van a respetar y apreciar más. Si cuando va perdiendo, de repente le toca un premio, vuelve a sentirse bien. Esta ganancia hace que no se fije en todo lo que ha podido perder antes y alimenta su esperanza de obtener nuevos premios, lo que hace que siga jugando.

Según los especialistas, han llegado a la conclusión de que: “si la persona se pone a jugar tras una discusión, un mal día, un problema o porque se siente mal, y obtiene un premio que le hace olvidarse del enfado, estar más contento o sentirse mejor, no le importa lo que haya perdido, porque por fin le pasa algo bueno en todo el día. Así, cada vez que se encuentran mal juegan para aliviar estas sensaciones negativas. Entran en un círculo vicioso, cuanto peor se sienten más juegan, cuanto más juegan peor se sienten y, en consecuencia, más juegan.

Con el tiempo, empieza a asociar determinados sonidos, colores e incluso olores, a las sensaciones placenteras que le proporciona el juego. De esta forma, cada vez que ve o siente alguna de esas sensaciones, se acuerda del juego y le entran ganas de jugar”.En conclusión, el propio jugador cataloga su problema como de no tener solución. Cada vez que intenta dejar el juego y vuelve a recaer, la idea de que no tiene arreglo se confirma. Y ¿cómo va a luchar alguien que piensa que no tiene posibilidades de solucionar su problema?

SALIENDO DEL JUEGO

El juego patológico tiene solución, aunque hay que admitir que no es fácil porque el tratamiento tiene que alcanzar muchas esferas de la vida de la persona y esta es una enfermedad en la que hay que estar controlándose durante toda la vida. Los tratamientos pueden ser en grupo o individuales. En ocasiones, la persona afectada puede tener que tomar algún medicamento y, en otras, será un tratamiento sólo psicológico.

Lo que debemos tener en cuenta es que el mero hecho de que la persona con el problema pida ayuda es un enorme paso hacia su curación. En ese momento necesitará todo el ánimo y apoyo que su familia y amigos le puedan dar. Este ánimo y apoyo pasan por acompañarle a las sesiones de terapia, alabar sus progresos y, lo que es muy importante, no hacer caso de sus recaídas (para no apoyar la idea de que su problema no tiene solución). Si usted es un familiar o amigo de un jugador patológico, no dude en preguntar al profesional que esté tratando al enfermo sobre qué puede hacer usted para ayudarle. Sobre todo pregúntele que es lo que no debe hacer.

EVITANDO EL JUEGO

La forma de evitar que una persona desarrolle un comportamiento de pérdida de control ante los juegos de azar con apuestas económicas es educándola, previniendo y, en el caso de que empiece recibiendo tratamiento cuanto antes.

Como en cualquier conducta con implicaciones adictivas, lo mejor sería no empezar nunca a jugar. Son muy importantes los mensajes que los hijos reciben de sus padres sobre el juego. Si nos oyen constantemente decir que ganar un gran premio podría resolver todos nuestros problemas económicos, podemos estar, sin quererlo, fomentando una futura conducta de dependencia del juego. Es importante que los niños perciban en sus padres una conducta de rechazo al juego o, en su defecto, que sepan que con los juegos de azar siempre se pierde más de lo que se gana.
Debemos estar atentos a frases como "si gano todos me van a admirar", "soy mejor porque he ganado", etc. el niño debe entender que el sigue siendo el mismo antes de ganar y después de ganar y que más que admirarle por ganar, sus amigos deberían admirarle por como ha ganado, es decir, porque ha sido un buen compañero, porque se ha esforzado más y se ha preparado mejor.

Si es usted el que tiene la más mínima sospecha de que jugar apostando le gusta, déjelo totalmente antes de que se convierta en un problema. No dude en consultar a un psicólogo sobre esa inclinación y recuerde que cuanto antes lo haga , mejor.Si usted es un familiar o amigo de un posible jugador patológico, no le apoye en su afición por el juego. Cubrir sus deudas podría significar que no aprenda a asumir las consecuencias de jugar y sólo hará que el problema sea cada vez mayor. Las madres que cubren el problema de sus hijos en vez de afrontarlo, lejos de ayudarle, están empeorando la situación. Anímeles a que acudan a pedir ayuda, insistan en que el problema tiene solución. Vaya usted mismo a consultar a un profesional sobre que puede hacer para ofrecer una ayuda eficaz a ese jugador o para influir sobre él para que dé el gran paso de reconocer el problema, pedir ayuda y solucionarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La primera parte que he leido esta muy interesante amigo... me gusta mucho que promuevas el amor y orgullo por lo nuestro... ojala se difunda por todos lados las maravillas de nuestra tierra... Felicidades Carlo... Me despido con un fuerte abrazo... DeritA