domingo, 10 de febrero de 2008

La memoria viva de Brüning

Por: Iván Reyna Ramos
Fotos: Heinrich Brüning


La paradoja de la muerte es habitar en la memoria de los vivos. Y por eso acudimos al imborrable recuerdo de Enrique Brüning, un hombre que dio nuevas luces a las investigaciones de las culturas del norte peruano, un apasionado por la ciencia, las expediciones y la fotografía. Un hombre que nació en Alemania, pero fue peruano de corazón.



Esta historia se remonta hasta el poblado de Hoffeld en Alemania, cuando el 20 de agosto de 1848, los esposos Jochim Brüning y Anna Magdalena Brookstedt, ven nacer a su primogénito, al que bautizan con el nombre de Hans Heinrich Brüning Brookstedt.Así lo hace saber su principal biógrafo Richard P. Schaedel en "La Etnografía Muchik en las Fotografías de H. Brüning 1886-1925", donde cuenta que el joven Hans Heinrich se formó como ingeniero mecánico y, a la edad de 27 años, decide embarcarse al Perú arribando al puerto del Callao el 12 de setiembre de 1875.

Cinco días después desembarca en el puerto Eten de Chiclayo y de inmediato se pone al servicio como mecánico de la hacienda azucarera Pátamo. Pero curiosamente Brüning no se presenta como ingeniero, sino como comerciante y luego como administrador.Una vez radicado en el norte peruano, empieza a visitar las haciendas aledañas, y sería recién a partir de 1894 que se le conoce con el nombre de Enrique, según el diario guardado en los archivos del Hamburgisches Museum Für Völkerkunde de Berlín. Pero estos apuntes personales revelan algo asombroso: están escritos en alemán hasta 1890, y luego lo hace en español entre 1906 y 1909, para finalmente volver a su lengua materna hasta el final de sus días.Inclinación por la EtnografíaSe sabe que el romance de Brüning por la arqueología empieza en 1883 cuando conoce a Adolph Bandelier, un diestro en los estudios arquitectónicos de los edificios prehispánicos y, desde entonces, Brüning tomó su pesada cámara fotográfica y empezó a retratar las construcciones más antiguas y también a los habitantes de la época. Fotógrafo aficionado y buen dibujante, logra levantar planos que hasta hoy llaman la atención de los entendidos, además de registrar más de 2 mil fotos en placas de vidrio, en películas negativas y positivas, como lo afirma Corinna Raddatz, estudiosa de la colección visual de Brüning. Empieza a comprar y recolectar piezas arqueológicas como ceramios, metales, piedras preciosas y tallados en maderas. Su vida empieza a inclinarse por la etnografía, la arqueología y como un hombre querido y respetado aunque de muy pocos amigos.

Fue sin duda un ser modesto: casi nunca se autoretrataba.Cuando Enrique Brüning contaba con 49 años de edad (en 1897) y con veinte años en el Perú, decide regresar a su país. Todavía se mantenía soltero. En Alemania completa su biblioteca y se vincula con instituciones de primer nivel. Regresa al Perú en 1898 a bordo del vapor Amasis.Enamorado de los muchikEn la excelente biografía del doctor Teodoro Hampe Martínez, se señala que en 1902, Brüning inicia una arriesgada expedición a fin de encontrar el camino más corto entre la cuenca del Marañón y el litoral del Pacífico. Esta travesía la realiza junto con el ingeniero polaco Eduardo de Habich y el hacendado Manuel Antonio Mesones Muro, con quienes llega hasta el pongo de Manseriche.





Brüning aprovechó la ocasión para escribir una descripción etnográfica de los pueblos aguarunas. A decir del estudioso José Maeda, los habitantes muchik del norte peruano le rehuían a los extraños, pero Brüning hizo un trabajo paciente, tomó chicha de jora con ellos, y se ganó su confianza a tal punto que tuvo más de cien compadres. Esta acogida le valió para quedarse a vivir en la Villa de Eten con la intención de estudiar el idioma muchik, y más adelante escribir un diccionario de esta lengua nativa que fuera publicado en 1917. Es autor de otras publicaciones como "Estudios Monográficos del Departamento de Lambayeque", y una serie de artículos que publicó en las revistas alemanas "Anthropophyteia" y "Globus".


Pero no sólo se dedicó a sus manuscritos etnográficos, Brüning como gran violinista y amante de la música, se consiguió algunos cilindros de cera y empezó a grabar música en el dialecto muchik. Hoy los originales se conservan en el Museo Antropológico de Hamburgo de Alemania y forman parte de las primeras grabaciones de música popular hechas en nuestro país.Cuatro soles mensualesTambién visitamos la casa de Brüning en Lambayeque, que se ubica en la calle Dos de Mayo Nº 271, hoy devenido en una vieja casona a cargo del INC. Según Shaeedel, el ilustre peruanista adquirió esta casa para irse a vivir con su esposa arequipeña Sofía Hormann viuda de Sturm (tuvieron un vástago que murió a temprana edad) Durante los 50 años que estuvo en nuestro país, se dedicó a comprar y coleccionar cerámicas, tanto así que en 1916, las piezas ya no cabían en su habitación y empezaron a estorbarle, por lo que decide vender parte de su colección al Estado peruano en 60,000 soles, cuando era presidente Augusto B. Leguía.Las piezas desde entonces formaron parte del Primer Museo Regional del Perú ubicada en la propia casa de Brüning, y ya en 1921 se convirtió en el Museo de Brüning, siendo el propio Enrique el primer director nombrado con un sueldo de cuatro soles mensuales.Pero el cargo le duró muy poco tiempo debido a sus 77 años de edad y los malestares de salud. Renunció para marcharse una tarde lluviosa del 17 de junio de 1925, sin que nadie lo despidiera en el embarcadero de Puerto Eten. Ya en su patria, un fulminante paro cardíaco apagó su vida el 2 de julio de 1928, en la ciudad de Bordesholm, a pocos días de cumplir 80 años de edad.Durante su entierro, no se mencionó el valor del trabajo de Brüning en el Perú, sólo un mero anuncio periodístico comunicaba al mundo el fatal deceso.El mensaje de BrüningMucho tiempo después, se pudo conocer la carta que Brüning le envió al presidente Leguía agradeciéndole por el gesto de haber comprado la colección de antigüedades lambayecanas, al mismo tiempo que se despedía de los peruanos al abandonar su patria adoptiva por "haberme sobrevenido una enfermedad".




De ahí que una calle de Lambayeque lleva su nombre, igualmente dos colegios de Chiclayo y un colegio de Trujillo han perennizado su memoria.Aproximadamente existen 31 publicaciones de Brüning sobre el Perú que incluyen fascículos, artículos y ensayos, de los cuales 21 están en idioma alemán y 10 en español, además de una vasta información inédita del norte lambayecano que se guarda en Europa. El método de Brüning fue acercarse a la población para aprender junto a ella sus costumbres y valorarla con respeto. Fue un defensor del patrimonio y visionario de la cultura mochica. Sigue vivo en el corazón de los pobladores del gran valle de Lambayeque.

Cultura remozadaActualmente, el Museo Brüning a cargo del Dr. Carlos Wester La Torre, ha entrado en proceso de remodelación mediante la firma de un convenio entre la embajada de Alemania, el INC y el Gobierno Regional de Lambayeque, a fin de aprovechar al máximo el espacio para la exposición de sus más de 12 mil piezas arqueológicas.

El pionero de los museos de la región abrirá nuevamente sus puertas al público el 18 de mayo del 2006, con ocasión del Día Internacional de los Museos. En sus estantes se apreciarán también 400 objetos de oro con representaciones al mítico Naymlap, al que Brüning dedicó muchas horas de estudio.

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